JAVIER DIAZ 25 DE JUNIO DE 2017
Habrás oído hablar a menudo de la llamada contabilidad de costes.
Seguramente te destacaron que es un elemento importante de la gestión
empresarial y que es absolutamente necesaria para cualquier empresa, incluso
para las pymes. ¿Pero realmente sabes qué es este tipo de
contabilidad? Queremos aprovechar este post para
explicarte realmente a qué hace referencia el concepto y por qué debemos
tenerlo siempre presente.
La
contabilidad de costes es un sistema de información
contable que pretende ampliar la información que nos aporta la contabilidad de
gestión u ordinaria (basada en el plan general contable). Este tipo de contabilidad trata de aprovechar información que tiene
disponible la empresa, y mediante su presentación en otro formato, facilitar a
los interesados la toma de decisiones.
Imagen por Shutterstock
A diferencia de la contabilidad de
gestión, no es de carácter obligatorio para las empresas, pero sí
extremadamente útil para los encargados de la toma de decisiones.
Entre otros objetivos, sirve para:
·
Conocer
el punto
muerto de la empresa. Es decir, qué nivel de ingresos
debemos obtener para poder asumir todos los costes que tenemos.
·
Tener el detalle del Margen de
contribución de nuestros productos. Esto
es, entender en qué medida cada producto nos aporta, o no, beneficio a la
empresa.
·
Fruto de todo ello, nos generará un conocimiento más concreto sobre la rentabilidad real de nuestras operaciones.
Como
es bien conocido, la contabilidad tradicional tiene en cuenta algunas variables
que no afectan a la gestión diaria de la empresa (amortizaciones o provisiones,
entre otras) además de presentarse de forma agregada para todos los productos.
Por tanto, pueden confundir al gestor que tenga que tomar decisiones concretas
solo sobre un producto.
La
contabilidad de costes
puede llegar a un nivel de detalle más profundo, que ayudará, por ejemplo, a poder establecer un precio acorde con los costes reales de
asumidos por la empresa.
Al tratarse de un tipo de
contabilidad voluntario por parte de las empresas, y de uso exclusivamente
interno, no existe un único formato establecido. Bien es cierto que se ha
desarrollado un cuerpo normativo muy extenso en este sentido, con múltiples
manuales y artículos que ayudan a establecer los parámetros básicos para cada
empresa.
En cada caso lo importante no es
tanto el formato sino el tipo de información que se pueda aportar, así como la
facilidad que se les pueda dar a los que la tengan que usar para tomar
decisiones, que es lo realmente importante. En este sentido, una de las grandes
barreras suele ser la capacidad de muchas compañías, especialmente las más
pequeñas, para generar y mantener actualizada la información necesaria.
Es decir, si una empresa no tiene
herramientas para imputar correctamente los costes a cada producto, muy
difícilmente se podrá establecer una contabilidad analítica con rigor.
Otro aspecto importante a tener en
cuenta, es el seguimiento y actualización que se debe hacer de todos los datos.
Si se establecen unos determinados parámetros en un momento concreto pero se
producen cambios en el proceso productivo (por ejemplo, la mano de obra pasa a
tener menos peso en cuanto a coste), si no se aplican correctamente a la nueva
situación, se acabará generando información inexacta.
Acerca del Autor: Este
artículo es un aporte de Captio.
De: Negocios y
emprendimientos – Ideas y herramientas para emprender