"Porque el violento tendrá su fin, el escarnecedor será acabado, y serán cortados todos los que se desvelan por hacer el mal"
Isaías 29:20
Es triste y hasta ofensivo comenzar diciendo que la violencia es hoy un componente cotidiano en nuestras vidas. Ella va manifestándose en todos los niveles sociales, económicos y culturales de nuestro mundo actual. Por lo tanto, no es para nada extraño que se haya puesto de manifiesto también en las instituciones escolares. Lamentablemente dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada durante muchos años por educadores y autoridades, pero practicar la negación del tema, evitando y suprimiendo esos actos violentos no ha hecho más que empeorarlos y conducir la realidad a una situación que hace aguas y a reclama con urgencia una eficaz solución.
Debemos enfrentarnos a esta problemática que aumenta día a día. Enfrentarla significa reconocerla, analizarla y actuar sobre ella. A esto se lo denomina prevención y todos conocemos el dicho popular que proclama “más vale prevenir que curar”.
Se necesitará de mucho esfuerzo y mucha valentía para enfrentar un problema que exige ser tomado sin dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud. Debemos evitar el miedo y la angustia que la violencia produce para no caer en la impotencia y actuar desde una postura reflexiva que nos permita encarar abordajes acordes a su complejidad.