lunes, 30 de marzo de 2009

LA NUEVA SOCIEDAD DE LA WEB SOCIAL: Profesionales asturianos analizan cómo afecta al individuo su nueva proyección virtual en las redes sociales


Tres adolescentes fueron sancionadas esta misma semana con tres días de expulsión por colgar fotos de su instituto en sus perfiles de Tuenti, la red social más utilizada por la chavalería en España. Hechos similares se habían repetido este mismo curso escolar en otro centro de Secundaria de Mieres y en tres centros de Oviedo. En el caso de Marta del Castillo, la red social también salió a relucir, como medio desde donde, de forma muy rápida, se convocaron muchas movilizaciones y desde el que, también, se filtraron los mensajes personales que se habían intercambiado la víctima y sus presuntos asesinos. Hace casi dos años, también en Asturias, trascendió la peripecia sexual en un parque público de cuatro jóvenes con una menor. Lo habían grabado con un móvil, lo habían subido a una web para alojar archivos y el link con el archivo se había difundido por los foros. Son sólo tres ejemplos de cómo los ámbitos de la personalidad virtual de internet y la real se confunden. El cuarto ejemplo, reacción en este caso al creciente tirón de las relaciones a través de web sociales, de chats, de fotologs, es la puesta en marcha dentro de los programas para jóvenes de un taller donde enseñan a ligar por el método tradicional, nada de foros. Ante este panorama, la pregunta es si la revolución digital que arrancó a finales de los ochenta y cuyo penúltimo exponente es esa nueva web social de redes de contactos e intercambio de todo tipo de archivos ha acabado o va a acabar por modificar nuestras conductas en la esfera no virtual.El psiquiatra asturiano Guillermo Rendueles estudió parte de este fenómeno en su libro «Egolatría» (2005, KRK). Llamaron su atención, en concreto, las llamadas «redes románticas», webs especializadas en encontrar pareja como match.com. Otros buscan compañeros sólo con chats y, por extensión, su análisis se puede trasladar también a las relaciones de «amigos» en espacios como Facebook o Tuenti. «Me impresionó por el auge del fenómeno, y estuve muy de acuerdo con la crítica que hacía el feminismo norteamericano. Decían, y es cierto, que se trataba de una mercantilización de los amores: uno se ofrece en el mercado electrónico y se somete a la oferta y la demanda. La competición por el número de amigos es similar, la cuantificación de los sentimientos es un proceso propio del mercado. Cuando hay un encuentro en la vida real hay una epifanía, pasó algo y sucede en un marco comunitario. Si no estás en un contexto, si no te conoces al ir de monte, en la iglesia o en el partido, es dudoso que te conozcas. Las fuentes del yo no están en el individuo, están en los contextos. Y si no hay contexto, como sucede en la red, estamos ante eso que Zygmunt Bauman llama la sociedad líquida. Una consecuencia, siguiendo la tesis de Bauman, es que se nos borra lo biológico moral. Antes, ante determinados actos, se nos encendía la luz bueno/malo. Ahora, al desaparecer el marco en que realizamos los actos y al sustituir la luz por lo satisfactorio/no satisfactorio, desaparece el automatismo moral. Es lo mismo que ya decía Eco, que estamos tan abrumados de información que se nos borra lo biológico moral».

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